Por Juan Tomás Valenzuela
Son dos golpes contundentes
que en estos días pasados,
le ha asestado al entramado
del narco, este presidente.
Velando en capilla ardiente,
están “Buche” y el “Machete”.
Ya se le puso un cohete
al tál Figueroa Agosto,
y al otro rufián sin rostro
que andaba por Cabarete.
Se evidencia en esta lucha
que el compañero Danilo,
no se queda con un kilo
de lo que el narco se embucha.
Aunque sabemos que es mucha
la droga que aquí se queda,
ya se le ha puesto una veda
a la que llega de Haití,
y el chinchín qué hay en Baní,
quien la vende es Al-Qaeda.
Así Reinaldo Pared
defiende tajantemente
la lucha que el presidente
libra desde su buffet.
Yo me inclino ante el tupé
de este rufián visigodo,
que ha caminado en el lodo
como Cristo en el mar muerto,
sin que el cieno haya cubierto
su moral en ningún modo.
El golpe más contundente
que se ha hecho en este segmento
ha sido el apartamento
que adquirió este dirigente,
a un narco, que impunemente
operaba en el país,
y por un simple desliz
de ese rufián y su hermano,
el gobierno norteamericano
se los llevó de raíz.
Los corones metidos
en casos de narcotráfico,
de acuerdo a un esquema gráfico,
ningunos son del Partido.
Según dijo este bandido,
no son parte de Estado
y según se ha divulgado
después de esta retahíla,
hasta la de las mochilas
vino con los deportados.
Juan de los Palotes
23 enero 2019